Opinión

La magia de la cosmética

No conocemos cuál será la opinión general, pero en nuestro caso no podemos evitar reír con algunos de los anuncios de cosméticos. En particular, con esas cremas tan estupendas, que gracias a todas sus moléculas reafirmantes, rejuvenecedoras, abracadabra pata de cabra, son capaces de hacer que la mujer del anuncio pierda sus arrugas; algunas de las usuarias incluso brillan más después de aplicarse la crema.

Fuente: ladadena.

Fuente: ladadena.

Por ejemplo, es muy común que las cremas estén enriquecidas con ADN de casi cualquier cosa. Como el lector sabrá, y si no va a descubrir, el ADN es una molécula que contiene cada una de las células del organismo y que incluye las “instrucciones” para que la célula funcione correctamente. Sabiendo esto, podríamos preguntarnos: ¿entonces no pasa nada si metemos más ADN del que es normal a nuestras células? ¿No importa que el ADN sea de otra especie (cosa bastante habitual)? ¡¿Voy a convertirme en ardilla si uso crema con ADN de ardilla?!

Sepa el lector que no es así, no debe preocuparse por amanecer como una ardilla si estrenó su nueva hidratante nocturna ayer. El ADN es una molécula muy difícil de introducir en una célula; la investigación ha desarrollado diversas técnicas que consiguen que el ADN atraviese la membrana celular y pase al interior de la célula, donde se usará para expresar nuevas proteínas que la célula sin modificar no tenía. No obstante, estas técnicas no son efectivas al 100% y los ADN usados se mantienen en condiciones especiales, normalmente congelados hasta su uso.

Si seguimos este desarrollo secuencial, nos daremos cuenta de que el ADN de nuestra crema no sería capaz de entrar a nuestras células, por lo que ¿es realmente efectivo que mi crema lleve ADN? ¿Acaso creen que porque me pongan unos términos científicos voy a comprar la crema sin más? En la mayoría de los casos, la respuesta es sí. Se escucha una parrafada con abundantes términos científicos y eso es suficiente para convencernos de que la crema funciona.

Viñeta de Mafalda. Fuente: Quédate Akí

Viñeta de Mafalda. Fuente: Quédate Akí

El ADN es solo un ejemplo, pero podríamos mencionar muchos más. Seguro que han visto anuncios de cremas con moléculas devora-grasa, que nos hacen pensar en pequeños entes que te devoran desde dentro, cual octavo pasajero.

Otras como el silicio re-estructurante, ironía donde las haya, ya que el componente que rige el orden de la célula es, en nuestro caso, el carbono. Todas nuestras moléculas tienen un esqueleto basado en átomos de carbono, que posteriormente pueden incorporar hidrógeno, nitrógeno… Otra cosa sería si fuésemos una roca, pues el silicio forma parte de los materiales inertes que se caracterizan por su estructura ordenada; si este fuera nuestro caso, no duden que una crema con silicio permitiría tener nuestros minerales tersos y firmes.

Y las mejores, capaces de rehidratar la piel de una momia, de borrar las arrugas de un plumazo, de mejorar la apariencia física hasta parecer la mismísima Helena de Troya: esas son las “moléculas inteligentes”. Se preguntará el lector qué hacen estas, nosotros también nos lo preguntamos. Quizá, como son listas, les dicen a las proteínas de nuestras células qué deben hacer para dejarnos la piel más tersa.

Por tanto, podemos estar seguros de que para comprar una crema no hace falta saber química, sólo cuestionarse si las propiedades que cuenta el anuncio tienen algo que ver con la realidad.

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